1. El premio Anagrama de ensayo se viste de literatura y de intelectualidad. Según me han contado mis gargantas profundas, es un tomazo de aquí te espero y con densidad de datos, profundo. Es uno de esos libros que sale ya como ganador: el fin del castrismo se avecina y hay que ir sacando a la luz todo lo que en este último medio siglo se ha cocido en la isla. Más allá de Cabrera Infante o de Carpentier, hay mucho nombre entre tinieblas y muchos papeles que necesitan una sacudida de polvo. Es lo más triste de la política, cuando ésta fagocita todo el pensamiento y el creador se ve abocado a optar por una lista, por un grupo de semejantes, de manera comprometida o no. Dice Rafael Cruz que con la llegada de la Revolución había tres grandes líneas intelectuales: la liberal, la católica y la comunista. ¡Imagínense, tener que meterse (o peor, que te metan) en cualquiera de ellas! Después, el pensamiento único o el exilio. A view to a kill, un panorama para matar: desde el Caribe, desde estas tierras tan extremadas, nos llegará en un mes esta aportación tan valiosa y necesaria.
2. Travesuras de la niña mala, lo último del ya septuagenario Vargas Llosa, está en ciernes. Mucho se ha escrito sobre la diferencia del primer Mario que conocimos con La ciudad y los perros y el último, pero el oficio del buen escribir (y el oficio del buen lector, muy especialmente) no se pierde así como así. Por internet ya circulan las casi seguras portada y contraportada de Alfaguara, que aquí incluyo por la densidad temática extrema que se nos avecina: “Este libro narra la pasión amorosa de un hombre, Ricardo Somocurcio, por una mujer perversa y calculadora que sólo busca satisfacer sus ambiciones. Pero ésta no es sólo la novela de una pasión íntima que ocupa más de tres décadas de la vida de Ricardo, es también la crónica de un tiempo fascinante en dos continentes: Europa y América del Sur. Como telón de fondo contemplamos la historia peruana desde 1950 hasta 1987, con sus vaivenes entre democracia y dictadura. Y a la vez, el París de los años sesenta con sus grandes pensadores del momento (Sartre, Camus); el fascinante Londres de los setenta con la eclosión de la cultura hippie, la droga, la música pop y el amor libre; el Japón de los grandes traficantes, y finalmente la España de mediados de los ochenta”
3. ¿Es Jordi Gracia nuestro nuevo Ignacio Echevarría? Defenestrado el último, Gracia ya accedió a la crítica hispánica en "Babelia" por la vía grande, ocupándose de algunas de las novedades más interesantes. Por cierto, que su premio Anagrama de hace un par de años también tiene enjundia y le muestra como lo que realmente es: un profesor de la facultad de filología de Barcelona que se mete a crítico para redondear su aura ensimismada. En Babelia recetó la versión comentada de Corazón tan blanco, que yo no compraré porque acabaría teniendo una biblioteca monotemática (versión Anagrama, versión Alfaguara, edición de bolsillo...) pero envidiaré a los que sí lo van a hacer. Allí se apunta la relación entre la novela y el Macbeth de Shakespeare, Elide Pitarello mediante, y se abre la puerta al estudio de las referencias literarias en la obra de Marías, tan jugoso, tan inexplorado aún.
4. El libro que Daisy Perowne le recomendaría encarecidamente a su padre.
El azul del cielo
Hace 3 horas
1 comentario:
Ese libro de Vargas Llosa parece muy interesante, lo que dice ahí ya invita a su lectura. De momento estoy con Pérez REverte, ya contaré...
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