1. La Historia de la Literatura Española dirigida por José-Carlos Mainer es uno de los proyectos más deslumbrantes de la filología de nuestro país. En treinta años no ha habido nada similar, o sea que casi es el primer proyecto de estas características que veo en vida. La entrevista en Babelia despeja algunas dudas y avanza el plan de la colección, que inicia su publicación por el sexto volumen (1900-1939). Hay dos tomos transversales que probablemente aporten las mejores sorpresas: Historia de las ideas literarias en España y El lugar de la literatura española. El precio, asequible para una obra de esta magnitud, ayuda a dar el paso.
2. Antes de mi reciente estancia en Barcelona, que coincidía con fechas navideñas, me preparé y armé de valor para el espectáculo que me esperaba: decenas de lectores armados con libros electrónicos en el metro y el bus. Nada de esto ocurrió, sin embargo: todo continuaba igual que un año atrás y el boom del eBook no llegó con los Reyes Magos. El Cultural de El Mundo recupera el asunto y difunde que hay 100.000 personas en España que ya disponen del aparato. ¿Pero qué es lo que más descargan los compradores? Al parecer, las novelas románticas de un tal Harlequin, que ni sé quién ni es ni me importa. Las editoriales literarias y de prestigio pronto van a entrar en el negocio, como Anagrama, y es lo único que puede remover el negocio. Para el Kindle de Amazon apenas hay 2.127 libros en español disponibles. Pero todo esto choca con el principal escollo de la red: nadie quiere pagar un duro por productos culturales digitales, y ahí están los amigos de lo ajeno en forma de gremio cibernético pidiendo a la ministra que todo sea gratis. Lo que la música ya está sufriendo desde hace años puede llegar al mundo de los libros: descargas ilegales y viva la Pepa. Aunque con una diferencia, que bien apunta Iván Thays: los escritores nunca han vivido de la creación, así que les tocará seguir ganando los berberechos como oficinistas desganados. Como siempre.
3. No podía ser de otra forma: Agatha Christie dejó 73 libretas de anotaciones, 7.000 páginas para armar los argumentos de sus novelas y que ahora aparecen publicadas e interpretadas. Siempre he sentido un cierto cariño por los escritores araña, que son los que tejen su tela de manera minuciosa y que, en el fondo, lo que menos les interesa es el mismo proceso de la escritura final: lo importante es crear trampas, recovecos, que no quede un hilo suelto. Cada invierno suelo engullir una de sus obras así como hago crucigramas, con sistemática repetición. Pero sumergirme en las 73 libretas sería como ir directamente a las páginas de soluciones, así que proseguiré con mi ritmo anual aunque ya persuadido de que mi querida Agatha no dejaba nada al azar, y no esperaba menos de ella.
4. Me llevo para mi huida de semana santa uno de los viejos libros de relatos de Bolaño, que intentaré comentar aquí uno por uno, y una novela de Sergio Ramírez, de radical obligación lectora si uno vive en Nicaragua.
5. Lo juro: he conocido a una persona con blog literario que no está leyendo Dublinesca.
La clase de griego, por Han Kang
Hace 3 horas
4 comentarios:
Tolkien, Nabokov, Bolaño, Christie... Me juego mi magra biblioteca a que en los próximos años comenzamos a ver en las librerías las “nuevas novelas de Agatha Christie”, basadas en sus anotaciones. El panorama editorial empieza a parecerse a una peli de muertos vivientes, ¿no te parece?
Sí, hay que reflexionar sobre esta moda dirigida al gran público, cuando antes este tipo de hallazgos quedaban en manos de los filólogos y lectores avisados. No creo que haya más muertos vivientes: creo que estos han dejado el cementerio y se pasean tan tranquilos por las principales avenidas y por la FNAC.
Saludos.
Hola, JacoboDeza. Aciertas. Yo no tengo e-book aún. Espero tenerlo. Si puedo y me sirve el IPad. Y, segundo, un servidor, con blog 'literario', ha leído 'Dublinesca'. Pronto saldrá una reseña mía en Ojos de Papel. Y además lo comentaré en mi blog. En la reseña no le pongo pega alguna. En mi blog le pondré algunos peros.
Saludos.
Un gusto encontrar de nuevo una huella suya por ésta senda. Sepa que le leo aunque usted me hable de Buenafuente: siempre me aprovecha alguna de sus ideas o reflexiones.
No dudé jamás que usted estaría entre los lectores de Dublinesca.
Saludos.
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