Aprovecho este último post del año para pasarme por el Moleskine de Ivan Thays y hacerme eco de una divertida lista: los mejores eventos del 2007 en el ámbito literario, que aparecen en una columnita a la derecha. Ni falta hace decir que tienen un sesgo marcadamente latinoamericano, pero me sirven para hacer un poco de balance a mí también de lo que ha dejado de sí este año que se nos muere.
Yo he votado, sin pestañear, por el éxito absolutamente impredecible de la novela de Vasili Grossman, Vida y destino. Dejando aparte los óbitos naturales o más o menos asumibles de escritores de todo pelaje, el éxito de un libro tan fuera de los cánones y la modas merece ser recordado como un hecho importante: al fin y al cabo, si de leer se trata, qué mejor que considerar un éxito este boom de ventas y no cualquier evento de artificios y canapés. El lector apostó y decidió, y pocas veces una decisión tuvo tan alta dosis de sentido común.
En la lista hay eventos locales que jamás cruzarán una frontera: la Feria del Libro de Lima quizá influyó mucho a los limeños, pero me temo que ni eso. Bogotá39 sirvió para reunir a un puñado de buenos escritores jóvenes, pero la promesa sigue abierta. La Feria de Guadalajara fue la Feria de Guadalajara de todos los años, así como la Navidad llega imperceptiblemente cada 25 de diciembre. ¿Hay en serio un equipaje que llevarse de tanta fanfarria? ¿Hay, más allá del mercadeo editorial, un cúmulo de enseñanzas que los autores puedan sacar de estas ferias de vanidades?
Los premios, otro apartado eterno de greatest hits, comprende el Nobel más aburrido de los últimos tiempos, no tanto por la calidad en sí de la premiada, sino por la sensación que deja de unos académicos estancados en la novela más canónica. Cierto que otros años ha habido escapadas hacia ninguna parte (Jelinek), pero eso no hace más que sumar cierto caos a un premio que hace años que ha perdido el rumbo. El Cervantes de Gelman tampoco debe causar excesiva sorpresa, conociendo el perfil de anteriores galardonados y a la espera de que las generaciones de 1950/60 alcancen la edad suficiente para ser merecedoras del reconocimento. Una vez más, el Herralde pone el ojo en Latinoamérica, que tan buen resultado ha dado con los casos de Pauls o Bolaño en su día, aunque el efecto pretendido ya resulta un punto artificial (véase el aburrido Cueto como ejemplo de la necesidad de continuar una línea que no halla Bolaños en cada temporada).
Que en una lista así todavía pueda aparecer un cumpleaños de Gabo pone de relieve lo difícil que es superar lugares comunes: no hay periódico en el mundo que no hablara del hecho, como si no pudiéramos seguir leyendo sus viejas y excelentes obras sin tener que estar soplando velitas a cada rato. Y, en fin, que Bolaño ya tenga éxito en Estados Unidos también demuestra el largo despertar de ciertas civilizaciones, encerradas como marmotas en invierno y tan poco atentas a lo que ocurre unos quilómetros al sur.
Quizá al final resultará que la noticia más relevante sea el atinado texto de Horacio González, del que el Moleskine se hace eco también en un post, y que anticipa la prematura muerte de los blogs: "¿Una era del posblog? En este último caso, me refiero a una nueva etapa que permita rehacer la responsabilidad pública en la escritura, una suerte de era pos blog, donde se piense nuevamente la inevitable combinación entre escritura personal y escritura pública."
Pensaré sobre ello en 2008, y lo contaré en el blog.
La fiesta del aguafiestas
Hace 17 horas
2 comentarios:
¿De verdad le parece "atinado" el texto de Horacio González? Más bien expresa una burda generalización sobre un formato del que es un absurdo generalizar y bastante incomprensión, lindante al desconocimiento.
Quienes lo conocemos (a González que, entre otras cosas, es el director de la Biblioteca Nacional de Argentina), sabemos que no escribe casualmente: es, para él, una forma de imponer un cierto sesgo cultural, conformar alianzas (no sólo culturales, sino también políticas: de ahí el "hegelianismo" de la presidenta que suele mencionar). González (no sólo en este texto) se presenta como un pastor supremo, al que el rebaño cultural ha de seguir, por su simple ejercicio de estilo.
Disculpe este comentario extenso ("disentería" diría González).
Saludos.
De acuerdo, no voy a entrar en la valoración sobre el autor, que usted conoce mejor que yo. Pero me interesa pensar desde ya hacia dónde van los blogs, y me pregunto si este formato no comienza a derramar un cierto aroma de incienso. Hoy mismo (y el ejemplo concreto no es tan irrelevante) desaparece el blog de Arcadi Espada después de 4 años, quizá unos de los más visitados en español. ¿Cansancio? ¿Búsqueda de nuevos mecanismos de comunicación? ¿O sólo de nuevos formatos, tipo cassete-Cd-Dvd-etc.?
Pero seguro que hay agoreros mejores, eso no lo dudo...
Publicar un comentario