miércoles, 23 de diciembre de 2009

La inacabable lista de deseos

Aunque mi lista de preferencias era muy clara en el anterior post, ha bastado un paseo de dos horas por la librería La Central del Raval barcelonés para incrementar peligrosamente mis deseos de compra y lectura. Debe sucederle esto a mucha gente en otro tipo de establecimientos comerciales: acuden con la idea de comprar una determinada prenda de vestir y salen con cuatro. Creo que a mí sólo me ocurre en las librerías, o al menos allí es donde soy plenamente consciente del hecho. Siempre me queda la esperanza de pensar que me tengo por delante unos 40 años de vida y que en todo este lapso encontraré algún momento para sentarme en el sofá a leerlo todo.

[Corchete: creo que ya dije en otra ocasión, y parafraseando a no recuerdo quien, que mi verdadero temor no es la imposibilidad de abarcar todos los libros, sino que llegue un día en que ya lo haya leído todo y no me quede ninguno pendiente.]

Del paseo quedan estos breves apuntes, que habría que sumar a la lista anterior para configurar un desiderátum confuso y anárquico, pero también para ratificar que hay obras cuya atracción inicial acaba en fiasco:

-Sostengo en mis manos la exquisita edición del último ensayo de Richard Dawkins, Evolución. Este año, coincidiendo con el aniversario de Darwin, he podido leer mucho sobre el tema (sobre todo en revistas más o menos especializadas), y he salido más apasionado que antes por los temas relacionados con la genética y la teoría evolucionista. Esta obra que Espasa edita a todo color y con bellas imágenes sustituirá la hipotética compra de El origen de las especies, que al fin y al cabo no deja de ser un documento histórico ya mejorado por los avances científicos ulteriores.

-Hojeo Providence, el finalista del Herralde. No salgo convencido del intento, como suele pasarme con muchas novelas que exploran cierta vanguardia formal. Quizá se deba a una cierta pereza intelectual, pero lo cierto es que me atraen en un primer momento y acabo por no dar el paso definitivo. Me pasa lo mismo con el huevo frito en Postpoesía, que sirve como índice del libro de Fernández Mallo: suelto la carcajada rápida, pero me ahogo entre tanta cifra y esquema encorsetado.

-La sorpresa de la mañana es Fin, de David Monteagudo. No tanto por la calidad que pudiera esconder la novela, sino porque no había llegado a mí la potencia del eco: posible best-seller à la Sánchez-Piñol en editorial de calidad (Acantilado), escritor novel, literatura de género. Como le dije a Portnoy, confié en que lo comentaría en su blog y ya lo estaba haciendo.

-En la sección de crítica literaria, más trabajos de interés sobre la obra de Bolaño: parece que el filón no ha hecho sino empezar. Creo que en las facultades de filología hispánica habrá colas para entregar trabajos de fin de carrera sobre el chileno.

-No alcancé a ver el libro sobre música clásica del siglo XX de Alex Ross (El ruido eterno), pero lo perseguiré incansable para darlo a leer a quien más quiero (excusa preciosa para leerlo también yo).

-Me detengo varios minutos ante una mesa para leer, al azar, varios escolios de Nicolás Gómez Dávila. Corroboro que este tipo de escritura, que navega entre la chispa instantánea y el pecio, me deja más bien frío. Sin argumentos, sin excursos, la frase brillante me parece un brindis al viento. Es como la nueva literatura twitter: tras el fogonazo, sólo queda el humo.

Veo también suculentos estudios y divulgaciones acerca del Tercer Reich, una provocativa visión del turismo solidario (me toca bregar con este tipo de gente en Centroamérica), y otras perlas esparcidas aquí y allá. Demasiado para mi cuerpo y para mi bolsillo, pero siempre salgo de La Central o de Laie reconfortado y más ágil, sin rasgo alguno de crisis existencial. ¿Psiquiatras? ¡Librerías!

2 comentarios:

Raúl dijo...

Yo estoy ahora con Providence y, aunque no me gusta la literatura posmoderanista a lo Pynchon ni la trilogía de Nocilla dream, el libro de Ferré me está encantando.

Cristina dijo...

FIN: Comprado y devorado en dos días. Ya lo creo que será un best-seller como Piñol....