Va a hacer casi 10 años que la revista The Bookseller publicó un artículo titulado “A toda máquina hacia el 2010”. Lo firmaban Mark Bide, Hugh Look y Mike Shatzhin, y en el libro Opiniones mohicanas de Jorge Herralde se puede leer un compendio de las principales conclusiones que a modo de oráculo apuntaban sus autores. El objetivo del artículo era plantear el futuro de la edición a 10 años vista, en un momento en que las voces agoreras sobre el futuro del libro comenzaban a ser de lo más pesimista.
A no ser que en los meses que quedan hasta 2010 haya un cambio revolucionario, ya se puede afirmar que la mayoría de predicciones han resultado descabelladas. Es interesante hacer ahora el ejercicio de repasar algunas de ellas, pasadas por el cedazo y la traducción de Herralde, con mis comentarios sobre su pertinencia:
1. El lector tiene un tremendo aumento en su capacidad de elegir, al menos el doble de títulos nuevos cada año.
No tengo datos exactos a mano, aunque me atrevo a decir que el número de títulos ha aumentado pero no al nivel que se expresa. También las ediciones, de promedio, acostumbran a tener un número inferior de ejemplares.
2. Libro electrónico generalizado.
No. El porcentaje de mercado que éste representa sigue siendo pequeñísimo.
3. La impresión según pedido se ha generalizado.
No. Esta técnica todavía es más ficticia que el libro electrónico.
4. Más de un millón de libros están disponibles en archivos digitalizados para su entrega inmediata como libros electrónicos o libros impresos, según pedido.
Supongo que la cifra es inferior. Más allá de bibliotecas virtuales infinitas, el libro digital creado exclusivamente para su venta comercial es menor al número de libros editados en papel.
5. Los best-sellers son menos y con menores ventas.
Aunque también hablo por intuición, las avalanchas comerciales de este lustro han sido potentes, desde la saga de Harry Potter hasta la última trilogía de Larsson.
6. Autores importantes han renegociado sus contratos percibiendo hasta el 80% de los ingresos por e-books.
Con relación al punto 2, queda claro que esto todavía es ciencia ficción, aunque no sé si hay alguna excepción al estilo Stephen King.
7. La mayoría de los libros se publican sin pagar adelantos, sólo se pagan a autores muy consolidados.
Es posible, aunque me temo que diez años atrás la cosa no era tan diferente.
8. Autoedición muy común, los autores abren página en la red para relacionarse con la comunidad de lectores.
No. Sólo hay algunos casos de autores con web interactiva, pero son contados.
9. Los lectores editoriales escudriñan la red en busca de autores autoeditados.
Creo que el manuscrito sigue siendo el camino para abrirse paso y publicar un libro. Las obras en internet pertenecen a jóvenes que empiezan o a escritores frustrados.
10. La edición y comercio del libro se concentra en la ficción.
Es cierto que los libros de consulta ya han pasado casi a mejor vida gracias a las enciclopedias virtuales, y quizá este sea el punto más atinado de la profecía. Los ensayos muy especializados van teniendo su espacio en la red, y el libro queda para el ensayo más generalista y, sobre todo, para la ficción.
En fin: quizá la edición es uno de los espacios más conservadores que todavía persiste en el siglo XXI, pero yo tampoco soy nada de izquierdas cuando me meto en este asunto. Nadie es perfecto.
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Leí mucho a Baltasar Porcel en mis años universitarios, cuando la doctora Rosa Cabré recomendaba sus novelas a todos nosotros, alumnos de filología. Ella lo decía con entusiasmo desbordante, y nos contagiaba. Hace años que no he vuelto a Porcel, pero recuerdo el impacto de la mejor prosa catalana que se ha escrito en estos últimos decenios. Una prosa limpia, acerada, siempre viva. Allí está, en algún lugar de Barcelona, esperando el reencuentro casual. Y la certeza de la imposible traducción de unos textos marítimos entre Andratx y la costa catalana: qué difícil traicionar a un maestro.
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El mensajero, siempre tan oportuno.
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-¿Y sobre sus vecinos hondureños no va a escribir nada, señor Deza?
-No, amigo. Últimamente tengo una sobredosis de realidad que me obliga a alejarme de la ignominia. Es una recomendación de mi doctor, muy científico él.
La fiesta del aguafiestas
Hace 1 hora
4 comentarios:
Curioso cómo las expectativas sobre el libro electrónico eran tan altas al momento de escribirse ese artículo. Aunque hay gente para todo (tengo un amigo que odia el papel y por eso todo lo que lee lo hace en pantalla), me congratulo que el uso del ebook siga siendo marginal. Aunque tengo la sospecha de que aunque la predicción del artículo se cumpliera, el papel y la tinta son insustituíbles, menos mal, a diferencia del vinilo que, lamentablemente, ha caído en la marginalidad (una marginalidad exquisita, ciertamente), ante el avance de la digitalización de la música y el disco compacto. Ya veremos si en diez años esto se cumple, ojalá.
Respecto a la interacción autor-lector, recuerdo un artículo de El País en el que se veía al blog, no sólo como un nuevo "género literario" (mon dieu!) sino como el medio ideal para lograr esto. Hay autores que cuentan con su blog, pero no sé cuántos sometan su obra a discusión, cuántos permitan al lector participar en el proceso creativo. A lo mejor los hay, pero los desconozco. Un abrazo y que sobrevivas los ataques de realidad e ignominia que te tocan tan cerca de casa. Tu médico tiene razón.
Lo olvidaba: tu mensajero te ha traído oro puro en ese libro de Bernhard. Siempre he querido leer los cinco relatos autobiográficos. Ya nos contarás.
El blog podría ser un instrumento idóneo para la comunicación autor-lector, pero pocos hay de entre los primeros capaces de aguantar el ritmo. Imagínate: lectores plomizos mandando mensajes sin parar, aduladores babeantes, críticos compulsivos... Debe ser divertido un tiempo, pero tener una legión de admiradores o perseguidores militantes puede acabar con cualquiera. Es la misma razón por la que no existo en Facebook, al menos que yo sepa: no quiero estar permanenetemente a disposición de todo el mundo, y menos de viejos amigos de la infancia.
Este blog tiene una deuda con Bernhard, ya que si hiciera una lista de autores imprescinidbles podría comenzarla por él. Pero es tanto el respeto que le tengo que aún no lo he abordado como se merece. Además, para mí la lectura ded Bernhard es inherente a una montaña y frío, y créeme que estoy bastante alejado de las dos cosas. Pero buscaré el momento y el lugar para la pentalogía.
Gracias por tus aportes.
Tengo un punto a favor de facebook, por cierto: Granta acaba de crear una página ahí con actualizaciones de los contenidos de la revista. En facebook hay de todo, créeme, :).
No dudo que haya cosas interesantes, pero si el precio a pagar es la multiconexión instantánea con medio mundo, no me sirve. La página de presentación de Facebook pide nombre, apellidos, correo, sexo, fecha de nacimiento... ¡Uf, si hasta me da reparos dar esa información al mismísimo Estado!
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