domingo, 14 de octubre de 2007

Lessing, al fin

El Nobel para Doris Lessing me obliga a hacer dos comentarios algo perversos:

Uno: a la Academia Sueca le encanta romper apuestas y degollar a supuestos favoritos. Precisamente, Lessing fue una candidata casi perpetua en determinado momento, allá por los ochenta, cuando el Nobel lo ganaba todo el mundo menos Lessing (¡Incluso Jaroslav Seifert y Claude Simon!). Cuando ya los apostadores profesionales la habían olvidado y Magris estaba en todo lo alto de las listas, los académicos rebuscan en un recoveco de su memoria y allí (ajá!) encuentran un viejo nombre polvoriento por el que nadie daba ya un euro. 87 años. Ahora o nunca. Y estos académicos tan ingeniosos como siempre.

Dos: no voy a ser yo, imposible lector de Lessing, quien se encargue de rebajar la calidad literaria de su obra. Dejo la tarea para la crítica y los cánones internacionales. Pero ya encontré hace unos años la senda del Nobel, la esencia que hay detrás de un autor ganador: no se trata tanto de una demostrable genialidad literaria cuanto de una actitud ante la vida. Yo sí apuesto lo que sea para que entre todos formemos listas de escritores imprescindibles vivos y veamos cómo no aparece por ningún lado el apellido Lessing. Mucho mejor si las listas son anteriores al 11 de octubre, claro: al carro del éxito se apunta el más listo. Pero en cambio yo recibí la noticia del galardón como la más evidente del mundo, como abrir un diario un 1 de enero y esperar leer las crónicas de cómo se recibió el año nuevo en el planeta. Uno escucha lo de Lessing y se pregunta: pero, ¿cómo? ¿no se lo habían dado ya? Doris Lessing era un perfil exquisito para el Nobel, una escritora casi previa a la existencia del premio, que lo justifica. Una actitud, pues: ante las páginas un rostro, y en él una sonrisa agradecida.

Me quito un año más, pues, el sombrero, y les dejo la frase correspondiente que paso a incluir en mi colección membretada:

"(...) por su capacidad para transmitir la épica de la experiencia femenina y narrar la división de la civilización con escepticismo, pasión y fuerza visionaria"

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¿Realmente soy la única persona a quien el discurso inaugural de Quim Monzó en Frankufrt (por otro lado, excelente cuentista) le pareció un pobre ejercicio escolar, falto de gracia y de originalidad, previsible, tontorrón y sólo apto para los amiguetes?

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Un nuevo y necesario Babelia, al fin

6 comentarios:

Magda Díaz Morales dijo...

Me acordé mucho de ti días antes de la designación del Nobel, años atrás recuerdo que comentamos que a ti y a mi nos emocionaba mucho este momento.

Aunque me tomó por sorpresa, me alegra el nobel para Lessing.

Anónimo dijo...

Puestos a comparar categoría literaria, que no merecimientos extra o para literarios, o requisitos, una de ellas está muerta y ancima padeció Alzheimer, entre las escritoras inglesas de esa generación, siempre he preferido a Iris Murdoch sobre Doris Lessing. Las emociones en el pasado con la adjudicación del Nóbel se parecían a las de Eurovisión. Un saludo

JacoboDeza dijo...

Yo imagino que dentro de una o dos décadas habrá otro premio inglés para la siguiente generación, la de Granta. Ya tengo mi favorito, claro, y sólo hace falta haber leído un poco este blog para saberlo. Entre Lessing y Murdoch también me decantaría por la misma que lennonmacartney. Pero quizás a Murdoch le falló la actitud...

lukas dijo...

Lessing, no he leído nada aunque tengo varios de sus libros, yo creo que se trata de premiar algo que ya se pasó un poco, es lo mismo que dárselo a Jelinek porque se pasó a Bernhard...

Me alegro por el Babelia, ¡ya era hora!

Mario Iglesias dijo...

Lo de Babelia... sinceramente, no me pinta nada bien.

El nuevo director es Guillermo Altares, un veterano periodista de la casa, corresponsal en varios países, pero poco (o nada) relacionado (hasta ahora) con la literatura.

Se van María Luisa Blanco y Javier Rodríguez Marcos, dos personas que, como mínimo, tenian una cultura literaria envidiable. Otra cosa es que ello no fuera suficiente para hacer un gran suplemento (como se demostró).

Sin Ignacio Echevarría ese suplemento no me ha dado más que sopor. A partir de ahora, tal vez ni siquiera eso.

JacoboDeza dijo...

Lukas, un gusto reencontrarte de nuevo por aquí.

Mª Luisa Blanco hizo los fichajes que ahora parece que (de momento) quedan, como el de Lobo Antunes. Ahora me entero por Percival del nombre del nuevo director, que apenas había asomado la cabeza alguna vez por el suplemento para hacer critica de ensayos periodísticos. Ciertamente, un corresponsal de guerra no parece lo más adecuado, pero esperaré a ver el resultado durante las próximas semanas antes de crucificarlo.