Parece que todo fue cumplir un año y las dificultades para actualizar la página se multiplicaron. La primera no es broma, y la conté por aquí: creo vivir en el único país de Latinoamérica en el que la generación de energía no satisface la demanda de los consumidores, lo que obliga a cortes diarios de dos, cuatro o hasta ocho horas de luz. Este es ya un país a oscuras, en el más estricto sentido de la palabra. No hay duda de que es mucho más grave verse obligado a tirar la carne de res a la basura que mantener al día un blog, pero todo duele. Máxime cuando hay paseantes que todavía vienen de vez en cuando y encuentran los márgenes de la senda con maleza, sin nadie que los limpie del olvido.
Pero esta no es la única excusa: quizá la verdadera dependa de una preposición, así de simple. Vivir para la literatura es una maravilla, pero no llena estómagos: y vivir de ella no está al alcance de mis posibilidades, siquiera de mis própósitos. Así que me conformo últimamente con leer y releer, y no puedo hacer partícipe a nadie de mis desvelos: pero algo de optmismo debe quedar en el hecho de no tirar la persiana, y mantener el lugar abierto. Quizá se recupere la calma algún día, vuelvan las ovejas al redil, el tiempo se expanda y yo recupere mi pulso. Quién sabe.
De todas maneras, paseo por internet a trompicones y alcanzo a ver la lista de los diez mejores libros de los últimos diez años, en Letralia. Sin tiempo ni luz para analizar nada, ahí van estos exabruptos prescindibles:
1. Los detectives salvajes: Tanto da que sea el primero o el segundo, visto lo que viene después. La novela mexicana por excelencia de final de siglo. En sólo diez años, un clásico. Se leerá cuando pasen otros siglos.
2. 2666: Por ella voté, quizá por lo simbólico: póstuma, inacabada, desbordante. Estos tres adjetivos apuntan hacia una literatura nueva, alejada del formalismo más estricto y abierta a la torrencialidad, aun cuando el escritor se quede a medio camino en el empeño. La ironía definitiva: la mejor novela no está terminada ni revisada, y por tanto todavía está por escribir.
3. La fiesta del chivo: Justamente el envés de la novela anterior: el crítico excelso construye su obra con arquitrabes, rosetones y muros de mampostería. Otra obra maestra del género de la novela dictatorial. Quizá la mejor de Vargas Llosa desde la Catedral.
4. Soldados de Salamina: Cercas es un tipo listo, muy listo. Un juego travieso con la memoria histórica, con nuestro pasado guerrero, un atinado apunte sobre la literatura como forma de recrear la verdad y la mentira de nuestras vidas. Una ficción de lo más real, a flor de piel.
5. Delirio: Sin tiempo para navegar por lo banal.
6. Historia universal de la destrucción de los libros: El titulo es mas largo que el comentario.
7. La sombra del viento: Lo más excepcional es que a estas alturas de la historia alguien siga considerando que este es un libro, no ya destacado, sino legible. Pirotecnia y fuegos de artificio, malabarismo, magia potagia, palabrería, humaredas perdidas, neblinas estampadas.
8. Tu rostro mañana: Un octavo lugar inmerecido para una trilogía escandalosamente buena. Es imposible que no acabe siendo lo mejor de Marías, aquello por lo que debe ser recordado y que pasado mañana le servirá para ganar el Nobel.
9. Sefarad: Indigesto como pocos, y lo más amanerado de Muñoz Molina. Ni unos pocos destellos logran salvar una mezcolanza aburridísima, que pretende mucho y nada logra. Incluso Plenilunio es mejor, que ya es decir.
10. Travesuras de la niña mala: La dudosa afición por considerar bueno lo último de lo último. Dentro de diez años diré qué me pareció.
La fiesta del aguafiestas
Hace 4 horas
6 comentarios:
Aunque yo voté por “Los detectives salvajes”, estoy de acuerdo contigo en que “Tu rostro mañana” es una buena novela que, cuando esté completa, merecerá todos los premios, incluido el Nobel. Me extraña que no llevara ningún voto la trilogía de Pinilla, creo que es una de las mejores obras de los últimos años; coincido esta vez con el jurado del Premio Nacional de Narrativa.
Me alegra que hayas reaparecido, Jacobo, te echábamos de menos. Un abrazo.
Lo mismo digo, me alegra tu reaparición Jacobo.
Y sí, parece, visto lo visto, inevitable que Bolaño ocupe los primeros puestos y lamentable el que ocupa Marías. Puede tener algo que ver el que Bolaño se mantuviese al margen de la batalla (ya guerra sin cuartel) mediática que asola España. Yo creo que a Marías le costará librarse de sus enemigos...
En fin, un saludo.
Fuca y Portnoy, también es un placer encontrar de nuevo vuestras huellas por aquí: es una sensación de reencuentro, aunque apenas haya pasado un mes. Prometo hacer lo imposible para regresar a mis paseos, y para que se haga la luz, literalmente.
Saludos.
¡Sí,sí, por fin encuentro a alguien que es capaz de leer LA SOMBRA DEL VIENTO sin vendas en los ojos y reconocerla como lo que es, un bodrio pomposo y ridículo!
Por cierto, leyendo tus opiniones, me gustaría, si es posible, que me recomiendes algún libro de Roberto Boleño y de Álvaro Pombo, escritores a los que no me he acercado por su súbita (y tardía, también) entrada en los libros de ventas. Y eso, en un país que luego consume 50 ediciones de LA SOMBRA DEL VIENTO, me da que temer.
Muchas gracias.
Con Bolaño yo arrancaría desde abajo, con alguna de sus obras primerizas que ya apuntan la dirección que luego va a tomar su obra. Quizá Estrella distante o Monsieur Pain sean una buena opción, para ir abriendo boca. Pero si quieres lanzarte de lleno al océano de lo sublime, Los detectives salvajes y no des más vueltas.
Para conocer al mejor Pombo puede servir La cuadratura del círculo, aunque sea más representativa El metro de platino iridiado, donde su microcosmos humano se refleja después en obras similares.
Saludos.
A mi La Sombra del Viento me ha dado mala espina desde la primera vez que la escuché nombrar....al parecer me he salvado de leerla...
Cz.
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