lunes, 13 de febrero de 2006

Nancites 7

1. Dos noticias del mundo de la edición me han devuelto estos días a mi infancia y adolescencia. La primera de ellas, que ya apunté hace un tiempo en el blog, es la recuperación de Editorial Bruguera bajo la dirección de Ana María Moix, y ese curioso premio literario que tiene un jurado conformado por una sola persona (Eduardo Mendoza este año). Mis primeras páginas corresponden a este sello, pero desde mucho antes de que yo llegara a la literatura: Bruguera es en cierto modo la responsable de crear en mí una pasión fervorosa por la letra escrita, y me inicié como tantos: con los tebeos, con el Mortadelo (semanal, súper o extra) que mi padre me compraba en los quioscos de Barcelona y que yo coleccionaba y después repasaba, quizá apuntando también mi afán posterior por la relectura. Y es que los cómics, con sus globos de diálogo llenos de expresiones sorprendentes, nos empujaron a muchos a seguir probando y acabamos en las garras del gato que servía de logo de todos los productos Brugera. Y de ahí a los blogs, veinticinco añitos de nada.

2. La segunda noticia, en clave catalana, es la reaparición de la colección "La cua de palla", que también nos traslada a un buen grupo de lectores hacia nuestro pasado. Yo gocé del último renacimiento que tuvo el invento, a finales de los años ochenta, y aprendí técnicas narrativas que sólo pueden hallarse en la mejor novela de género. "La cua de palla" publicó clásicos negros de Chandler, Simenon, Macdonald, Cain... Y triunfó, entre otros asuntos, por el diseño: portadas reconocibles a larga distancia, en amarillo y negro, con formato de bolsillo, manejable y económico. Vuelve ahora a las librerías con la prudencia que dan la experiencia y las dentelladas de la edición: un par de títulos para este año (el número 1 es El halcón maltés de Hammet) y cuatro previstos para 2007. La colección se inició en los 60 bajo la dirección de Manuel de Pedrolo, una de cuyas obras, Joc brut, tuvo ventas espectaculares, igual que Parany per a una noia, de Sébastien Japrisot, que incluso se recomendaba en algunos institutos de secundaria. ¿Llegarán los jóvenes de hoy a los libros también a través de estas batallas perdidas, o ya no hay esperanza posible?

3. Recomendación: Arcadia publica (otra vez en catalán, pero me imagino una traducción inmediata al español) Una aventura anomenada Europa, de Zygmunt Bauman, casi una coda del tan bien recibido libro de Steiner un año atrás. Más reflexión sobre este continente que ahora debe pedir perdón para conservar libertades y alejar miedos: un precio mucho más alto de lo que parece a primera vista.

4. ¿Quién era ese hombre con zapatos de terciopelo y pantalones y abrigo grises, sentado en el metro frente a mí, con su melena morena recién lavada y un ejemplar de Cuando fui mortal en las manos? Y acto seguido pensé, avanzándome a la posibilidad que hoy he vislumbrado y que algún día me ocurrirá: ¿es posible experimentar ante un lector con libro la misma incomodidad que se siente frente a un anónimo pasajero que lleva el mismo jersey que tú?