Hay veces en que se producen agradables coincidencias y nos damos cuenta sobre la marcha, sin acabar de reconocerlas hasta que ya hemos asimilado buena parte de sus efectos. Sin ir más lejos, y mientras sigo adentrándome por el lodo de Auschwitz (lodo debido a su densidad temática y a la incómoda realidad de cada dato, porque el estilo es de una claridad diáfana) he caído en las garras de una pequeña historia incluida en el número 2 de la revista Granta en español. Su autor: Tim Tzouliadis. Su título: “Los olvidados”.
El relato comienza de una manera magistral, con el dibujo de una fotografía de un equipo de béisbol. Se trata de un grupo de ciudadanos norteamericanos que, en plena época de la dictadura estalinista, viajan a la Unión Soviética en busca de oportunidades. Qué excelente broma del destino vista desde el inicio del siglo XXI: los americanos buscan en la URSS el paraíso perdido que, ajeno a los embates de la economía de mercado, les resolverá su situación inestable. Todos viajan con sus conocimientos a cuestas: los obreros de la Ford con su experiencia en fabricar coches, los jóvenes con sus licenciaturas técnicas... Y la apariencia externa del nuevo destino no puede ser más prometedora: salarios mejores, casas acondicionadas para los nuevos trabajadores, vehículos gratis. Cada quién convenció a su vecino para seguir el mismo camino y empezar una nueva vida.
Los primeros meses cumplen con las expectativas. Tanto es así, que en los barrios habitados mayoritariamente por estadounidenses se recrean costumbres del país de origen, como es el caso de la formación de pequeñas ligas de béisbol. El escaparate que ofrece el país a primera vista es alentador, y puede decirse que los inmigrantes viven momentos de felicidad: ninguno de ellos siquiera imagina la inmundicia que se esconde detrás de la cortina.
Poco a poco, el relato se va adentrando en la oscuridad y llegan los espasmos del horror: detenciones arbitrarias, torturas inconcebibles, acusaciones desquiciadas, y para los que han logrado sobrevivir al infierno, el viaje final y casi siempre definitivo hacia el gulag. Del equipo de béisbol, de la foto del inicio, sólo dos personas han sobrevivido y dan su testimonio para la que la palabra de Tzouliadis la transforme en esta pequeña historia brillante, muy estremecedora. Sólo este ejemplo para conocer el alcance de la tragedia: uno de los protagonistas es detenido y llevado ante un adiposo policía de la NKVD, que medio borracho le interroga sobre sus supuestas (y fantasiosas) actividades contrarrevolucionarias. Ante el silencio del interrogado, le ordena ponerse contra la pared y con la mayor tranquilidad y aplomo le descarga tres puñetazos en el costado izquierdo y tres en el costado derecho, a la altura del hígado. El policía se tomaba su tiempo para realizar cada acometida: no había ninguna prisa. El primer día, el acusado logró mantenerse en pie, no así a partir del segundo. Más de cincuenta días aguantó la paliza sin abrir la boca ni firmar ningún papel: descompuesto por dentro, sangraba abundantemente por la nariz, la boca, el culo y los ojos. Al fin, después de otros episodios de crudeza imposible, termina en un tren que atraviesa toda Rusia en dirección a los campos de trabajo helados.
Estos episodios, leídos a la par que el tremendo Auschwitz de Laurence Rees, convocan a la reflexión sobre la magnitud de las tragedias del siglo XX y sobre el impacto que han tenido en la historia transmitida. Es decir, sobre las diferentes miradas que han reunido y la posterior repetición mediática que ha sido agrandada por cualquier soporte: los libros, el cine, el documental televisivo. No en vano, el título de este relato (“Los olvidados”) invita también a pensar en la diferente consideración de las víctimas que han tenido los conflictos pasados. No sólo es cuestión de cifras: los millones de desaparecidos en las estepas rusas entre 1939 y 1945 tienen su traslación en la ingente cantidad de muertos que ocasionó el holocausto nazi, y aquí no hay baremos que valgan. Lo importante es entender la situación en cada contexto y no olvidar que mientras en la Europa nazi se detenía a los judíos y a otros proscritos, en el Moscú estalinista se hacía lo mismo con cualquier sospechoso de ir en contra de los preceptos del partido comunista, y los resultados finales se parecen con alarmante igualdad. Quizá la gran diferencia, y lo explica bien Rees en su libro, es que mientras los alemanes vivían relativamente al margen de la catástrofe (su propia vida no corría peligro, mientras se mantuvieran ajenos a todo) el caso de la Unión Soviética de Stalin era el perfecto ejemplo del régimen de terror: la posibilidad de que un alto dirigente fuera delatado y ejecutado era elevadísima, con lo cual debían demostrar cada día (tres puñetazos a la derecha, tres a la izquierda, sin conmiseración) que ellos eran insobornables.
Valga este breve apunte como recomendación. Ya lo hice en su momento sobre el libro de Rees, pero quien consiga recuperar este ejemplar de Granta podrá sentir aquello que nos sobreviene ante las historias bien contadas: un pequeño escalofrío al reconocernos como humanos, pero tan humanos (desengañémonos) como los que alzaban puños y manos en alto, y herían y cortaban destinos.
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Misterios de internet
Ayer, lunes 12 de junio, este blog tuvo un total de 657 visitas. Ante el asombro de su autor por el incremento de lectores, se procedió a la búsqueda del culpable y se halló en este enlace. En este caso, la cortesía se tornó avalancha.
Una rubia nada burra
Hace 1 hora
11 comentarios:
¡Coño! Señor Jacobo, al final tendrá que agradecerle a su odiado Viñó el éxito de visitas de este blog tan "marianista" (¿cursi y pretencioso?). Sobre lo de la Academia, es una pena que los Pérez-Reverte, los Cebrián... y si se confirma, lo del disléxico literario Javier Marías, entren a formar parte de ella. Bueno, si hasta se barajó que hasta la experta en culos Almudena Grandes con sus laísmos y todo sería académica.
Señor Jacobo, no desespere, con Marías en tan ilustre institución, hasta usted puede llegar algún día a ella, como ve, todo es cuestión de amiguismos e intereses comerciales del mundillo editorial y mediático. Aunque tal como están las cosas, propongo que se haga una especie de "Operación Triunfo" y todos podamos votar por sms.
Lo más excepcional es que personas como usted, tan poco dadas a lo cursi y a lo pretencioso (no digamos ya a lo marianista) sigan, erre que erre, volviendo una y otra vez a la lectura del blog. ¿Qué hace usted perdiendo el tiempo por esta senda? ¿Sus argumentos sólo tienen eco aquí? ¿Se le cerraron otras puertas? ¿Sus reflexiones literarias no encuentran interlocutor?
En este caso, prosiga, amigo mío, sus paseos por estos lares: aquí también ofrecemos ayuda a las personas necesitadas de cariño, y usted ya enternece a las piedras del camino.
No se enfade hombre, si lo hago por usted, como veo que sus escritos no sugieren ninguna respuesta (¿interés?) pues quiero colaborar con mis "huellas".
Pero no se preocupe, como dijo una amiga soy un cantamañanas y sus inconsistencias no me afectan, sólo me dan risa.
Pero ya no le importunaré si así lo desea. Es que la gente como usted que lee sólo para llenar su ocio sin desarrollar una reflexión crítica o comprensión más allá de las tramas(lo digo por sus escritos), pero luego se atreve a pontificar desde un blog literario e incluso hablar de estructura novelística con una osadía que pasma, me produce un interés antropológico y sociológico y nada más.
En fin, me voy a pasear al perro y tomarme unas cañas. Siento de veras que no le guste polemizar.
Oiga, señor defensor de Viñó, el que no contestemos a los excelentes comentarios de Jacobo Deza no quiere decir que no nos interesen sus escritos. Lo leemos con atención, aprendemos con sus aportaciones, tomamos nota de las obras que nos recomienda y, algunas veces, las debatimos en foros literarios.
¿Por qué tanto miedo a que Javier Marías entre en la RAE? ¿Será porque no nos gustan las personas que, aparte de escribir bien, son críticas con la sociedad en la que viven? No creo que a JM se le pueda acusar de ir por la vida aprovechándose de sus amigos. Si entra en la RAE, no será porque haya recurrido a amiguismos ni clientelismos, será porque la mayoría de sus lectores creemos que es uno de los mejores narradores vivos que escriben en lengua española.
Lo de Almudena Grandes, experta en culos, lo retrata a usted perfectamente. Jacobo le permite que siga incordiando por esta senda, pero yo no vuelvo a perder el tiempo leyendo sus estupideces.
Un saludo para Jacobo Deza.
Por fin le hemos entendido, estimado cantamañanas (no lo digo yo, lo dice su amiga): usted necesita que le respondan y le den cuerda, de otro modo nadie se explicaría su fijación por si hay muchas o pocas huellas en la senda. ¡Ya sólo faltaría que la existencia de la misma se basara en el número de respuestas! Es más: en el post sobre su amigo (ya sabe, el Único Español) ya hay 41 huellas, y créame que lo lamento.
En fin, que al final tendré que hacer como usted: tomarme unas cañas y cantar al unísono lo de "sus inconsistencias no me afectan, sólo me dan risa."
Otro saludo, Fuca.
¡Javier Marías crítico con la sociedad en la que vive!... él un neoliberal que vive del sistema y de la industria que lo sostiene y alimenta. ¡Por favor!, es fácil ir de progre en algunas cosas pero no atacar el fondo del capitalismo, de la industria cultural que ha convertido la cultura en una mercancia más con la que especular. Desde las burradas del fascista Jiménez Losantos que no había leído o escuchado tamaña tontería. Y dejen de repetir las frases publicitarias de las solapas de los libros de Marías (¿El mejor novelista vivo?) y lean más a autores que no aparecen en las listas de "éxito", eso que a ustedes tanto les deslumbra.
Nota: Don Jacobo, no se copie mis expresinoes, pero si le faltan, yo se las presto.
Ay, Jacobo, que perra con tener esto abierto para cualquiera. Te lo ponen todo perdido.
Y yo pasmada. Javier Marías no es uno de los mejores ecritores vivos, no es crítico con el mundo en que vive y va de progre. Javier Marías va de progre...
Ay, Jacobo, Jacobo, que te lo tengo dicho.
Bueno, en cuanto lo hagan académico, lo celebramos.
Abrazos.
UNA NOTICIA PARA TODOS, PARA LOS PARTIDARIOS Y PARA LOS DETRACTORES:
MEDIO MADRID (AL MUNDILLO LITERARIO ME REFIERO) SABE QUE LAS ACADEMIAS AMERICANAS DE LA LENGUA, PUESTAS DE ACUERDO, ESTÁN PROTESTANDO POR EL NOMBRAMIENTO PARA ACADÉMICO DE ALGUIEN COMO DON JAVIER MARÍAS FRANCO. Firma EL ESPÍRITU DE DON FERNANDO LÁZARO CARRETER. Esto es broma, lo otro, no.
No creo que sea cierto lo que dice lázaro, desde el anonimato se pueden lanzar infundios, pero muchísimos nos vamos a alegrar del inmediato nombramiento de JM como miembro de la RAE. Lázaro Carreter también estaría orgulloso de que su sillón lo ocupara una persona culta e íntegra como JM.
La Fiera ya tiene su cubil:
http://www.lafieraliteraria.com
Ya tiene su cubil García Viñó. No seré yo una de sus lectoras.
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